martes, 9 de junio de 2009

Trucutrú

A RM
La ausencia de tu manifestación el día de hoy debería, normalmente, doler, sin embargo es más extraña la sensación que me embarga, la noche de ayer no fue nunca lo que esperaba, no puedo decir que fue hermosa, porque lo hermoso está cargado de cariño, fue una noche en la que permití que mis deseos fluyeran, por primera vez en un buen tiempo; pasearse por un cuarto ajeno y dejarse calentar el cuerpo, no es una sensación novata, voy a recordar por un largo tiempo, tus manos gigantes abrazándome y los largos besos que emocionaron mi estómago. Erich Fromm un famoso sicoanalista asegura que la pasión, a la que a veces, equivocadamente, llamamos amor, entre más intensa es, más demuestra el grado de soledad anterior que trae el individuo consigo; estoy de acuerdo con él, y sí, anoche fue un capítulo de soledades encontradas, un bonito episodio que guardaré conmigo para sonreír cada vez que recuerde los nervios acompañados de alcohol, unos acordes como instrumentos de simple coquetería, un vaso de agua para probar unos labios y un jardín como excusa para quedarnos a solas.

Ccs. 5 de Junio 2009.

martes, 6 de enero de 2009

Estrella

"Una isla es un pedazo de tierra atrapado por el mar."
El hijo de Anush a los 5 años.

A primera vista podría parecer una fotografía al estilo de Diane Arbus, una de mis fotógrafas favoritas. En sus retratos aparecen personas singulares, anormales, distintas, diferentes a lo común, personajes bañados de humanidad, que la misma humanidad mira con recelo, miedo y angustia. La protagonista de esta fotografía es una mujer de más de 40 años, desde que nació sufre parálisis cerebral, no puede hablar y sus movimientos son torpes y lentos.

Se llama Estrella. A veces tenemos tanto miedo a lo desconocido que no nos acercamos. Ella parece no tener miedo, te mira frente a frente y si le caes bien te sonríe, sin temor a nada. Su cuerpo tiene atrapada su mente, no puede expresarse verbalmente, pero eso no significa que no pueda transmitir más que algunos de nosotros. Tenemos un cuerpo libre con sensaciones atrapadas.

Parálisis de sentimientos, es lo que vemos a veces, cuando no te das la oportunidad de reír, de buscar, de amar, de sentir, uno con el cuerpo libre para hacerlo y tantas ataduras morales, sentimentales, sociales.

Gracias por la libertad Estrella.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Les femmes et le sexe


Viernes.
Inicio de la noche.
Mientras descubro blogs femeninos, realmente adictivos donde hay reflejos de mí y sensaciones no ajenas, y disfruto de las lecturas, es más voy desde sus primeras entradas para comprender sus historias, casi como si quisiera comprender la mía propia, el teléfono vibra.

Mensaje de texto:
Uno de aquellos a los que no amo pero con los que me divierto:

Hoy que haces?
Yo:
No sé, tal vez nada.
Él:
Pensé que capaz nos podíamos ver hoy, pasada mas de una semana desde la última vez fallida.
Yo:
Sería fino pero sin predespacho. Vamos a un point? No sé, produces la pauta? je, je.
Él:
Sin predespacho? Así tal cual?
Yo:

Si, no quiero beber, me da pereza. Mañana trabajo temprano.
Él:
Ajá entonces inventamos el mismo lugar?
Yo:
No sé no hay otro lugar?


Pasó un rato largo. Afortunadamente no me paré de mi cama, y no le di inicio a la jornada de maquillaje y ropa bonita. Rato después.

Él:
Sorry me vine a ksa estaba agotado.
Yo:
Paf! igual no necesitas excusas. Eres hombre con eso basta.
Él:
Wee

¿Entonces si estás cansado, igual querías un predespacho, mandaste la primera señal, diste el primer paso?. Es la primera vez que soy tan directa, tan al grano, tan poco tierna y disimulada. No sé porque intuyo que tal vez no le gustó que antes no conversaramos, al final creo que es un halago.



jueves, 18 de diciembre de 2008

Dirección Opuesta




Una vez más le había apostado a la cursilería.
Una vez más. La sensibilidad femenina es algo que está pasado de moda - pensó el lunes en la noche- hay que ser cruel - reafirmó.
Sentía miedo, en cada beso encontrado y cada rayo de luz, sentía miedo.
Sin embargo, la felicidad de encontrar magia en los balcones ajenos,
en una vieja canción cargada de nostalgia y una lluvia de besos, "la fiebre de un sábado azul y un domingo sin tristezas" había bañado su alma una vez más.

Por un momento su camino, hizo una parada en la estación de él.
Ahora, iban en dirección opuesta.

martes, 2 de diciembre de 2008

Habitación de Hotel


Al amanecer, un estacionamiento es la posada adecuada del preludio de una historia. En Caracas hay muchos hoteles de paso, “mataderos” le llaman, como si se tratara de un asunto de asesinos. Afortunadamente, implementan dicho término, porque en esos lugares se enviste una jornada sexual, en la que literalmente, se matan las ganas de estar con alguien. Debo confesar que no son mis espacios favoritos. No hay nada más ajeno a uno, que el jaboncito patético colocado en una ducha, unos minutos antes de envestir la faena.

Recuerdo la primera vez que fui a un hotel, “Hotel del Sur” se llamaba. Yo era una criatura, casi llegaba a la mayoría de edad, lo que más recuerdo de aquel día es que después, Paul y yo fuimos a comer helado de fresas. Rememoro aquel día con religioso detalle, pero no es el tema que atañe este relato.

Entonces, aquel foráneo recinto de espejos se convierte en algo único; aunque la situación haya sido repetida en diversas ocasiones. En lo personal, se vuelve una travesura, como si se tratara siempre de una pilatuna adolescente. Todo empieza en el lobby, como si evocara los 17, una risa nerviosa combinada a una mirada pícara entre los amantes es la mejor compañía, una antesala apropiada para el futuro encuentro.

Abordar la recepción, preguntar un precio, solicitar agua y condones, establecer esa complicidad estúpida con el o la recepcionista, y uno con su cara de culpable, egoísta de felicidad, tendiendo la mano para alcanzar la llave, de un número que en pocas ocasiones recordarás.

Normalmente, prefiero que me tomen de la mano a través de los pasillos, cual Alicia en el país de las maravillas, esperando hallar el número solicitado. Me gusta reírme, sentirme niña, establecer una infantil vergüenza, porqué sé que al girar la llave, el aposento se convierte en el tablado perfecto para ser mujer. Los episodios que en cada habitación se viven son tan distintos como las pieles que los protagonizan, un poco Amelié, me pregunto cuántos orgasmos podrían contarse, sucesivamente, en un pasillo de hotel. Prefiero sentir los míos, porque eso si, no hay nada más grotesco (para mí) que abordar uno de esos albergues nocturnos, sin la plena intención de alojar en esas cuatro paredes el recuerdo, la estela, el suspiro, de una noche de amor.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Delermiana 1. Nuestro segundo primer beso.


"Al chico del penthouse"


Si, como se lee, un segundo primer beso. El primer beso no lo recuerdo, fue hace mucho, y no vino cargado de romanticismo, no hubo un preludio, ni antecedentes telefónicos o cinematográficos. En aquella oportunidad, ese primer beso; aquel lejano, fue sin tapujos, el beso de un desconocido cuadrado en una salida de dos pa' dos. Años después nos volvimos a encontrar, pero no es metáfora de Tristán e Isolda ni de Romeo y Julieta, esto es absolutamente postmoderno, así visceral.

Esta vez, no había tensión ni manos sudadas, ni temor a rehcazos. Una obertura musical apropiada para disfrutar de un beso, un beso en su esplendor absoluto. Y es que puedes ser besado diez mil veces, pero un buen beso es como un excelente vino, difícil de conseguir.

Los ojos se miran, tratando de encontrar en la picardía de esa visión, el permiso absoluto para pasar, una risa nerviosa y feliz se apodera del entorno, y por fin los labios se encuentran, frondosos, llenos, carnosos, cálidos, se tocan, lenta, pausadamente, para evitar la pérdida de ese sublime silencio. Pienso en el capítulo 7 de Rayuela, la imagen de los cíclopes, gloriosa, pero este beso es distinto a ese; entonces cuando el silencio sagrado se hospeda en los labios, un manjar se deshace en la boca, una fresa salvaje, suave, cálida, deseosa, cariñosa.

Deleitas el sabor de su boca, el aroma, la sensación de haber encontrado en un beso, el beso anhelado, esponjoso, como un niño, en medio de una plaza, sediento de correr y de jugar, recibe un helado, para calmar la sed y nutrirse de olores y sabores, todo, absolutamente todo, se vuelve glorioso. Sensación deidificada, que se esparce en la boca, entonces viene la mejor parte, el centro del helado, esa sorpresa, ese estallido: sientes como se aprietan, se retuercen, se glorifican, se anhelan y una mano acaricia tu nuca, haciéndote sentir que ese momento es todo lo que llena ese espacio, giran, se estremecen y se encuentran, en una sola saliva, en la humedad de haber hallado al fin, un universo, ese segundo primer beso.

Philippe Delerm, es un placer conocerlo.

El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vida, es un libro de Philippe Delerm, un escritor francés. Lo conocí a través de una gloriosa y encantadora clase de Carmelo Chillida. Estaba terminando la carrera de Letras, justo la recta final, dos créditos más y empezaría la tortura de la tesis. Entre el corre corre del trabajo y la universidad, y la época en que ví esa materia, todo calzó perfectamente. Jugarreta vital, casualidad idónea, puro placer del azar que te pone en frente lo necesario para el momento.

Desempeñaba un cargo que generaba una carga de estrés asfixiante, un jefe cuya pasión era torturar a sus empleados, y responsabilidades, que aunque bien remuneradas, no permitían que el sueño, desde hacía meses, me acompañara por más de 5 horas diarias, cuando corría con suerte. Las tres primeras semanas de clase falté, entré en la cuarta semana, con un justificativo ficticio pero válido.

La clase era un espacio de relajación, los textos de Delerm - explicaba Chillida - eran breves ensayos sobre un tema que le causan placer al autor. Entre ellos el primer trago de cerveza, el cine, una banana split y otros que no recuerdo. Cargados de una exquisita prosa, Delerm en cada entrega lograba que el placer sentido por el se traspapelara en la imaginación del lector.

En clases leíamos y analizábamos sus textos, y fue de vital importancia para mí porque descubrí, en esa clase, que el ocio no es vagancia, sino más bien inspiración. Realizar un análisis de la obra del escritor francés era una de las opciones como trabajo final, la otra era realizar una delermiana, escribir un texto breve sobre algo que causara placer en uno mismo.

En ese momento descubrí lo díficil que se había convertido para mí, pensar en algo placentero, masticarlo, segregarlo, vivirlo. Había dejado el placer en la entrada de aquella oficina fría y hostil, hacía ya casi un año.

Volví al placer a través de Chillida y Delerm, me pregunté si dejaría que mi vida pasara, sin estacionarme de vez en cuando en la posibilidad de la satisfacción, pensar en el sufrimiento es mil veces más fácil, pensar en el placer es mil veces mejor.

Hace un tiempo inicié un blog de cronicuentos, una mezcla de ficción y crónicas. Los cronicuentos han sido pospuestos, así soy, así seré, pospongo cosas y las retomo, manías de bipolar.Entonces el espacio se convertirá, hasta que me canse, en delermianas cronicuentistas. Sí, en femenino, no sé por qué. Pronto la primera entrega.

sábado, 3 de mayo de 2008

Here Comes the sun

Here comes the sun, here comes the sun,
and I say it's all right Little darling,
it's been a long cold lonely winter Little darling,
it feels like years since it's been here.
Here comes the sun, here comes the sun and
I say it's all right Little darling,
the smiles returning to the faces
Little darling, it seems like years since it's been here
Here comes the sun, here comes the sun and I say it's all right
Sun, sun, sun, here it comes... Sun, sun, sun, here it comes...
Sun, sun, sun, here it comes... Sun, sun, sun, here it comes...
Sun, sun, sun, here it comes... Little darling,
I feel that ice is slowly melting Little darling,
it seems like years since it's been clear.
Here comes the sun, here comes the sun,
and I say it's all right It's all right.
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A veces el sol sale en Caracas. Si, lo sé es una ciudad del caribe, tropical, alumbrada pero el sol, es un hueco de luz en medio del cielo, y sólo sale, realmente, a veces.

sábado, 26 de abril de 2008

Primer Round


La ciudad descansa, el ruido de las cornetas cesa, las santamarías han hecho su deceso diario. Mientras tanto las luces se encienden, el tráfico, milagrosamente, se vuelve fluido. Me quito mis zapatos, abandono la billetera en una de las mesas de noche, me sirvo tres dedos de whiskey y me dirigo a mi cómodo sofá.
El teléfono suena. Mi tranquilidad se ve interrumpida. Es Nora, otra vez puntual. He pensado mas de una vez que pudo haber instalado alguna cámara secreta en mi casa para ver lo que hago, pero es imposible; Nora no tiene donde caerse muerta. Otra vez puntual, justo cuando estoy a punto de instalarme, hoy juegan el Manchester contra el Barca, quiero ver el partido en paz. Un par de cigarros y unos tragos de alcohol para superar el estrés de la ciudad y la monotonía del trabajo.
Nora hace que pierda mis cabales, cuando me acosa lo único que me provoca es salir corriendo a buscar algo en que distraerme, como si fuera poco haber dejado parte de mi vida, ella quiere saberlo todo, si pudiera contar cuantas veces respiro al día, ella me pediría una cuenta de eso.
Fuera de mis casillas, es lo que logra, estaba tranquilo, pero ahora ni el partido quiero ver. Enciendo la radio y de fondo la voz de Ivan Matta me atrofia el cerebro, sin embargo en su programa hay un especial del rock nacional, y su particular voz anuncia una canción de La Muy Bestia Pop: Llave. Recuerdo ese video en Puma TV, y recuerdo esa canción de fondo en Teatro 8 un 31 de diciembre, absolutamente drogado.
Marco el número de Alfredo, en 20 minutos en los chinos de los palos grandes. Hace más de 10 años que Alfredo y yo nos conocemos, un whiskey en los chinos me caerá bien. Alfredo no vino solo, tenía que traer a la puta de Vicky, si, ahora son supuestamente novios, rolo e' mamaverga es lo que es esa jeva. Si Alfredo supiera que me la cogí hace más de 5 años en una rumba, me la llevé al baño del local y ahí la bicha esa me lo soltó todito. Es buen polvo, por eso es que ha durado con él, por lo demás no tiene nada que ofrecer. Puta, no podía venir solo.
Después de los chinos vamos a Barra Bar, es la misma vaina de siempre, las caras de antes, de ayer, de mañana, alguien pone salsa vieja, yo paso al baño directo con Vicky, me meto unos pases. Me caen de maravilla, la curda empezaba a afectarme. Esta noche es rockanroll. Ahora me siento más seguro. Nora ha llamado mas de 5 veces, mañana le diré que me quedé dormido.
Alfredo y yo conversamos en la barra, Vicky baila como toda una puta, perréandole a cuanto tipo conoce. Alfredo ni se inmuta, la coca lo tiene acelerado y no hace más que hablar de la producción de una película de unos rusos que vienen. Ahora los rusos filman en Venezuela, este absurdo cuento del socialismo hace que la URSS se despierte en el corazón de muchos. Patria, socialismo o muerte, Hitler, Chávez, el peo de los paramilitares.
En la pared del bar se proyectan imágenes de Betty Page y del Santo, a quien coño se le ocurre que esa vaina pega con esta música. La cosa en Barra Bar ha muerto, apenas son las 3 de la madrugada, Alfredo y Vicky desaparecieron hace un rato, seguro se la está reventando en el baño, así como a ella le gusta. Hace rato pasé del whiskey a la birra, esta mierda es demasiado cara. Los malditos bolivares fuertes, la misma vaina. Ahí viene Gustavo, el editor de la revistica esa, ahorita seguro se pone intenso con su vaina de la literatura, mejor me pierdo de aquí, dónde coño andaran estos dos. Sino los dejo, allá ellos que se vayan por su cuenta.
La Avenida Blandín esta vacía, afuera una valla gigante de una tipa que esta buenísima comiéndose una arepa con un vestido de gala, coño ahorita ni loco me como una arepa. Pero a ella si me la comería completica. Justo cuando voy saliendo del estacionamiento de mata de coco, Alfredo y Vicky me entucan. Se suben al carro, acelerados, un pase más, y vociferan que pa'l maní, a mi me da ladilla, mas salsa de mierda no. Y al maní menos, pongo gasolina en la blandín y ellos hablan hasta por los codos. Vicky nos cuenta no sé que de alguien que le dijo para hacer un casting, puro balbuceo nocturno, pura verborréa, toda halada.
Conduzco por la avenida Francisco de Miranda y me meto por la Libertador, las putas, los travestis. Nos detenemos en una esquina y una de las putas se acerca a la ventana del carro, Vicky le grita pedazo e' puta y yo pico con los cauchos. Nos cagamos de la risa y doblo en la próxima esquina. Ningún maní es así, pa' la frasca es que vamos, a ver si me controlo un culo que baile flamenco.
Aquelarre en la frasca, todos los panas de Vive están ahí. Un clásico, Lalo aparece con un culo nuevo, ese tipo es más feo que una patada en las bolas y siempre anda con sendos culos. Hijoeputa. Unas cervezas, los mismos de siempre tocan las canciones de siempre, un coro de locas borrachas bailan pero ninguna me atrae, me consumo entre el baño, los pases y el alcohol.
Salimos de la frasca a las 9 de la mañana, afuera en PDVSA la gente trabaja, la calle el tráfico. Vicky y Alfredo proponen el hotel de Bello Monte. Uno paga la habitación y en la terraza hay una piscina. Pasamos el día ahí. Mas pases, mas curda, más locura.
Vicky anuncia que vienen unos panas. Un rato después aparece una visión. Es delgada, preciosa, con su cara lavada, fresca, el cabello largo oscuro y liso amarrado en una cola, blanca. Me sonríe. Se llama Verónica, estudia artes, tiene 23, es hermosa. Conversamos largamente. Definitivamente hay algo entre nosotros.
La noche converge de manera sigilosa, no me he dado cuenta de lo rápido que han pasado estas 24 horas. Non stop, directo, sin dormir. Joaco cumple años. Una reunión de petit comité en su casa. Si ella va, yo voy. Sino me voy a mi casa.
2 de la mañana y ella sigue hablando conmigo, la beso y me responde, es linda, ya hace muecas de lo halada que está pero aún así, me gusta. Me pide la cola a su casa, está cansada. Nos vamos, vive en la trinidad, en un apartamento que le regalaron sus padres, vive sola. Me gané la lotería, bonita, divertida e independiente, voy en góndola.
Subimos a su casa, bastante desordenada para lo que yo esperaba. Quien sabe, la mujer que limpia no ha venido. Me lleva directo a la ducha, nos bañamos, mientras nos acercamos recuerdo ciertas líneas de un poema de Bukowski, "nos gusta ducharnos después (a mí me gusta el agua más caliente que a ella) y ella me lava primero me extiende el jabón por los huevos", ella me está volviendo loco.
Al despertar miro mi reloj son las 10, no he llamado a mi casa en dos días, prendo el celular y me atorran los piticos de los mensajes de texto y de voz. Seguro Nora debe andar como loca, que se vaya a la mierda, después me arreglo con ella. Pero a la casa si tengo que ir. Me quiero cambiar de ropa, apesto a curda y coca. Ella se levanta, me sonríe, me abraza.
- Me tengo que ir - Le digo.
Su mirada cambia, la jeva se ilusionó, yo le digo que la llamo en la tarde para ir al cine en la noche y ya, se le quitará todo, así son ellas, con una promesa de una próxima cita se quedan tranquilas. Too Easy.
- A mi con ese cuentico no me convences - Me dice
- ¿Qué crees tu? Que yo soy una puta? - dice - ya me la cogí, ya no quiero nada más-
Empieza a gritar, cierra la puerta del apartamento y guarda las llaves en su bolsillo. De aquí no sales mamagüevo, me grita. No entiendo nada, capaz y es una pesadilla, aún no me he despertado, dónde esta la chica dulce de la noche anterior. Se vuelve loca. Al mejor estilo de Dr. Jekyll and Mr. Hyde, nunca termine de leerme ese libro, si al menos supiera el final.
Me obliga a ver una película de Michel Gondry, eterno resplandor de no sé qué, no le paro ni media bola, lo que quiero es irme. Voy al baño, cuando abro el gabinete encuentro cientos de pastillas, lexotanil, antidepresivos, una jevita intensa, mínimo bipolar. Coño.
Al salir del baño la veo con mi teléfono en sus manos. ¿Quién coño es Nora?. Preguntas absurdas. Interrogatorio. Esta tipa debería trabajar con la KGB, no digo yo malditos rusos, los tienen en todos lados, el comunismo loco. ¿No te da pena que tienes novia y me cogiste mamagüevo?. Si quieres la llamamos y le contamos lo que has estado haciendo. Para que no se preocupe más. Y sepa que no la has pasado mal.
La rabia se apodera de mí, tengo ganas de caerle a coñazos, la empujo, dame las llaves coño. Forcejeo. La puta tiene fuerza, no lo logro, no me da chance de agarrar las llaves. Corre hacia la cocina.
Me asomo a la ventana. Piso 17. No hay forma de escapar, hay que salir por la puerta. No existe alternativa. Voy a gritar, alguien me oirá, algo tiene que pasar. Tengo que salir de acá.
Si piensas pedir ayuda, estás loco, porque digo que me intentabas violar. Un cuchillo la acompaña, se volvió loca. Dime que me quieres. Menciona al menos 5 cosas que te gustan de mí. Ella está desvariando. Rompe en llanto. Sentada en el piso, su imagen es patética. Se levanta de nuevo y me pide disculpas. Me dejas ir, le pregunto y se vuelve loca de nuevo. No te vas, de aquí no te vas, no me vas a dejar sola. Mi teléfono suena. Ella contesta. Estamos tirando zorra. Cuelga.
Nora me va a matar. Sino me mata la puta esta antes. En un descuido deja mi celular al alcance. Lo agarro. Le pido permiso para ir al baño, me deja. Llamo por teléfono. Nora nodeja de gritar. Susurro. Me tienen secuestrado. Escúchame. No me escucha. Parece que las mujeres solo saben gritar.
Dónde esta tu teléfono. No sé tu lo tenías. Dámelo. No lo tengo. Desnúdate. Mira cómo me tienes el apartamento. Desnúdate chico, te lo digo. Es el acto más indignante de mi vida, desnudo y limpiándole el apartamento a la jeva loca. Ni Felipe el de Mafalda pasó tanta pena.
Estoy acostado en su cama, ella me toma de la mano y la película se sigue repitiendo eternamente, mi teléfono está a su lado. Ella lo puso en silencio.
¿Quieres algo de tomar?. No, lo que quiero es ir a mi casa, coño. - Si, algo de tomar me caería bien- le digo. Risas de ella. Prepara algo en la cocina. Regreso al baño, busco un lexotanil. Mi amor ¿te ayudo?. Si, ven pásame el azúcar. Es un té que traje de Aruba, si te lo tomas te vas a tranquilizar un poco, has estado bastante alterado.
Pongo el lexotanil en su té. No se da cuenta. Se lo toma. Me tomo mi té, aunque me da miedo.
Por fin duerme. Tomo las llaves. Salgo lo más rápido que puedo. Autopista de regreso a Los Palos Grandes, de donde nunca debí salir.
Ella se despierta. En el espejo hay una nota en lápiz labial.
No más barrancos rolo e' loca.
Nunca más me tiro un barranco. Literalmente.
FIN

sábado, 19 de abril de 2008

PAPER BAG

A Paco

-Pareces una muñeca - dijo sonriendo.

Fue su primera frase al despertarme. Abrí los ojos y lo miré con su pelo oscuro, algo enredado cayendo sobre su rostro.

Estaba acostada en un cajón de cama bajo la suya, la situación era extraña; después de todo, no es una costumbre de personas que se gustan, dormir, luego de una noche de alcohol, en camas separadas sin haber tocado más que sus manos. Una muñeca pensó ella. Una muñeca con los ojos abiertos, rebobinando el cassette de la noche anterior para hilar las ideas. Volvió a taparse con la cobija de cuadros, soltando una carcajada sutil bajo su techo de algodón. Sintió su cuerpo al descender, al lado de ella, protegida por los cuadros escoceses que años atrás hubiera tejido la abuela de él. Forcejeaba un cupo bajo su techo, mientras ella reía y se negaba a dejarlo pasar. Por fin cedió, sus ojos se encontraron, bien abiertos, sin saber que decir. Poseídos por la ternura inmensa de haberse encontrado.

- ¿Y dónde estamos? – preguntó ella.

En la pared, un corcho mostraba algunas imágenes de Barcelona, una postal de Dalí y una foto de un chico de 6 años. Al lado, un anaquel dejaba ver algunos libros de literatura latinoamericana, Julio Cortázar, García Márquez, Bioy Casares, Adriano González León, Garmendia, Quiroga. Un closet de madera pintado de blanco y una puerta cerrada.

- En mi casa – respondió él.

La ayudó a colocarse sus medias de colores y a amarrarse sus zapatos de goma, en una atmósfera de sonrisas, mientras ella, tiernamente, acomodaba su pelo, el de él. Al salir de la habitación se toparon de frente con Evita.

Evita, como la llamaban en casa de Andrés, trabajaba para la familia desde hacía más de 30 años, había criado prácticamente a tres generaciones de los Martínez.

- Buenos días, ¿cómo amanecen los niños? –

Carlota estaba un poco apenada, no tenía todavía la confianza suficiente para ver a Eva tan temprano, además se sentía extraña, normalmente no se quedaba a dormir lejos de su casa, pero la noche anterior la ebriedad del lugar y el cansancio ajeno, lo hicieron inevitable, cosa que por lo demás, no le molestaba a ninguno de los dos.

Andrés y Carlota se conocieron en el primer año del colegio. Él estaba repitiendo el año, cosa que le había costado la bicicleta que el niño Jesús traería en navidad. El inicio del año escolar no fue tan malo, aparte de soportar las burlas de los que antes fueran sus compañeros, la maestra confiaba en que Andrés alejado de Daniel González a partir de ahora tendría una conducta correcta. Pero no fue alejarlo de Daniel lo que causó en él ese cambio. Cuatro días después de dar inicio al año escolar, la directora entró al salón acompañada de una pequeña niña pelirroja, que en su pelo llevaba dos colitas y unos lazos de color verde esmeralda. El único pupitre vacío era el que estaba al lado de Andrés, así que ella, la niña nueva se sentó junto a él. Al principio, Andrés asumió el papel propio de niño de su edad que trata mal a la niña que le gusta, siempre que podía le hacía una broma fea, le criticaba el cabello, las pecas, la forma de hablar, en fin podía burlarse de ella durante la jornada entera.

Carlota estaba desconcertada, primero sus padres ya no vivían juntos, después su madre había decidido mudarse de casa y cambiarla de colegio, y ahora como si no fuera suficiente, en su nuevo colegio el niño que tenía al lado de su pupitre le quitaba el borrador, le partía las puntas de los lápices y hacía extraños dibujos en sus cuadernos.

Un día Carlota encontró su cuaderno preferido despedazado en su pupitre. No tenía la menor duda: Andrés era el autor de aquel feroz y cruel crimen. Carlota lloró toda la mañana, pero nunca le dijo a la profesora la causa de su llanto. Andrés asumió esto como una lección de vida, jamás volvería a provocarle llantos a Carlota, ya que ella al igual que una superhéroe animada, era una valiente niña que jamás lo traicionaría.

Natalia, la madre de Andrés, todos los días dejaba en la lonchera de su hijo un emparedado envuelto en una bolsa de papel color marrón. Andrés diariamente, a partir del incidente del cuaderno, tomaba la bolsa de papel y le dibujaba ojos, nariz y boca, dándole vida y creando todos los días un personaje diferente para hacer reír a Carlota. A media mañana al regresar del recreo, Carlota esperaba ansiosa abrir su pupitre y encontrar un nuevo amiguito o amiguita; Andrés siempre les ponía un nombre en la parte de atrás. Pocholo, Monchito, Chachita, Panfrita, eran algunos de los amigos que ahora tenían en común los dos pequeños, por supuesto a escondidas de los demás miembros del salón.

Carlota y su madre todas las mañanas en el automóvil camino al colegio practicaban el inglés: yellow amarillo, red rojo, house casa, dog perro, cat gato.

- Mamá – preguntó Carlota una mañana - ¿Cómo se dice bolsa de papel?-

La madre que ya conocía la causa de la extraña colección de bolsitas de papel que su hija traía a casa todos los días, no se sorprendió y respondió: - Paper Bag –.

Al llegar al colegio Carlota le contó a Andrés su descubrimiento, de ahora en adelante les llamarían peiperbags a sus amigos inventados diariamente, y sólo ellos sabrían lo que eso significaba. Ese fue el inicio de la complicidad entre ellos y la causa de la excelente disciplina de Andrés, y también de las burlas de los niñitos del salón que les gritaban cosas por estar enamorados.

- El desayuno está servido en la cocina, vayan antes de que se enfríe.– les dijo Eva.

Se sentaron a desayunar y en cada encuentro visual Andrés repetía : -Eres la niña más linda del mundo- .

Carlota avergonzada y con picardía respondía: - Cállate peiperbag - .

Después de desayunar se sentaron frente a la televisión, les encantaba acostarse frente a la tele y ver cualquier cosa que los hiciera reír.

Los momentos en que podían estar juntos eran felices. Para Carlota si Andrés estaba, todo se llenaba de felicidad. Él lo sabía, siempre que Carlota llegaba nostálgica o pensativa se ingeniaba alguna forma de sacarla de ese estado.

Carlota era una persona depresiva, su entorno familiar no ayudaba mucho, la situación por la que atravesaba le pesaba más de la cuenta, aunque siempre intentaba poner una mueca de sonrisa en su rostro, él sabía bien cuando ella no estaba feliz; Andrés evitaba a toda costa que ella sucumbiera a la tristeza, se había convertido en su apoyo incondicional y ella para él se había convertido en la persona más importante de su vida. Le temía a las reacciones de ella, a veces se quedaba callada por largos ratos, era incapaz de hablar, no contaba lo que le sucedía, en ocasiones sólo le pedía que se quedara a su lado sin hablar y él en su profundo enamoramiento la obedecía. Andrés y Carlota tenían una comunicación especial, se entendían aún sin pronunciar palabra.

*

Carlota esperaba ansiosa en el banquito del parque cuando Andrés apareció, al sentarse sacó dos chocolates. Carlota lo miró enternecida. Durante un rato largo no hablaron.

- ¿Qué te pasa? – Preguntó él

- Nada – Dijo Carlota evitando su mirada. - Mi papá otra vez, anoche mi mamá estuvo muy mal -

Siempre que se ponía así era a causa de su padre, normalmente se debía a las apariciones y desapariciones del señor en cuestión. A veces se presentaba sin anunciar, lo cual causaba una profunda alegría en ella, en cambio otras veces decía que vendría a visitarla y no aparecía, ni llamaba para avisar.

Caminaban tomados de la mano por el parque, se detuvieron frente a los columpios, ella se sentó y mientras él la impulsaba le preguntó:

- ¿Y cuántos hijos quieres que tengamos? –

- No sé, tal vez 3 o 5, los que tú quieras Andru – Carlota mostraba una sonrisa inmensa, cada vez que él hablaba del futuro, ella podía imaginarse cómo serían, podía dibujar perfectamente un futuro al lado de su amor.

*

- Estoy haciéndote algo delicioso para cenar, espero que no tardes mucho – Carlota colgó el teléfono y continuó preparando la deliciosa cena que tenía para celebrar el aniversario.

Minutos después apareció Andrés por la puerta de la casa, llevaba las llaves del auto en sus manos, unas hermosas astromelias y estaba aparentemente agotado. Se saludaron románticamente.

- El tráfico está insoportable – Aseguró él.

- Ni me lo digas, cuando fui al mercado me tardé como tres horas, y bueno por supuesto todo esta carísimo, no sé qué vamos a hacer con esta inflasón

- Lo importante es que ya llegué a casa, ¿qué hiciste de comer? –

- Ya vas a ver, pero antes tómate un té para que te relajes– le dijo Carlota al tiempo que le pasaba una tacita a Andrés.

*

- Es sólo un mes – dijo Carlota

- Pero un mes es muchísimo –

- Es importante para mi mamá, tenemos que hacer muchas cosas –

- Pero, mi mamá dijo que te puedes quedar en mi casa mientras tanto –

- Andrés, mi mamá no puede ir sola, yo tengo que ir con ella –

- Bueno pero al menos un teléfono, algo para ubicarte –

- Cuando llegue allá te aviso, pero no creo que podamos comunicarnos, no te pongas triste, en un mes ya estaré aquí, además son vacaciones, seguro ni tendrás tiempo de pensar en mí, imagínate todo lo que estarás haciendo. -

Andrés bajó su cabeza con un gesto de resignación.

- Te quiero –

- Yo también peiperbag -

Carlota y Andrés se abrazaron profundamente por un largo rato. La madre de Carlota esperaba afuera en el auto.

Andrés observó como el hermoso cabello rojo flotaba sobre la calle antes de subir al auto.

Carlota lo miraba desde la ventana del carro, sonriéndole. Él hizo un gesto gracioso para decir adiós. Carlota soltó una hermosa sonrisa y el carro arrancó.

*

Un mes después Andrés regresó a su rutina, empezaba la segunda etapa del 1er año de su primaria, y el corazón le latía fuertemente. Entró a su salón y se sentó en el viejo pupitre de siempre, los compañeros entraron y uno a uno cada quien fue ocupando su lugar. La maestra entró, pasó la primera hora de clase y Andrés seguía mirando la puerta del salón, esperando la entrada de su pelirroja amada, en el receso Andrés se acercó a su profesora.

- ¿Y Carlota? –

- ¡Ay! Andrés. Yo pensé que tú sabías. Carlota y su mamá se mudaron de país, su padre volvió con ellas pero en su empleo lo trasladaron a Colombia –

Andrés se sentó en su pupitre, recordó los juegos que tenían, un abismo se abrió en su mente y sus sueños se desplomaron en él, era su primer amor, la primera ilusión rota, el primer paso a otra realidad.

Abrió su lonchera y miró profundamente la bolsa de papel.